La
siguiente información podrá ayudarle a entender mejor las
características de los niños a quienes enseña (véase
también“Características de los niños en base a sus edades”, págs.
122–129 y, si está enseñando en la Primaria, las páginas de introducción
de su manual de lecciones).
Los niños son creyentes naturales. Creen en lo que les
diga; son receptivos a la verdad. Usted tiene la obligación de
enseñarles la doctrina correcta de un modo sencillo y claro, con un
lenguaje y con ejemplos que puedan entender.
Los niños pueden reconocer la influencia del Espíritu.
Enséñeles que los sentimientos de paz, de amor y de entusiasmo que
experimentan al hablar o al cantar acerca de Jesucristo y Su Evangelio
provienen delEspíritu Santo. Ayúdeles a entender que esos sentimientos
son parte de un testimonio.
Los niños aceptan literalmente las cosas. Todo es real
para ellos. Si usted emplea alegorías complicadas para enseñarles los
principios sagrados del Evangelio, podría confundirlos. Ayúdeles a
aprender el Evangelio utilizando hechos y actividades con los que estén
familiarizados, como son: el hogar, la familia y el mundo que les rodea.
Asegúrese de que no malentiendan lo que les está enseñando.
Los niños son naturalmente curiosos y están ansiosos por aprender.
Les encanta aprender a través de nuevas y variadas experiencias.
Quieren estar moviéndose, empleando sus cinco sentidos, explorando y
probando cosas nuevas. A los niños mayores les agrada el desafío de
contestar preguntas y resolver problemas. Los niños de su clase
prestarán mayor atención y estarán entusiasmados por aprender si usted
emplea una variedad de métodos y actividades para enseñarles los
principios del Evangelio (véase“Cómo enseñar con variedad”,
págs.99–100).
Los niños son amorosos y quieren que se les ame y se les acepte.
Trate de encontrar oportunidades para reafirmar la natural conducta
bondadosa y cariñosa de los niños. Siendo que por lo general desean
complacerle y les agrada ayudar a otros, ofrézcales oportunidades para
el servicio. Pídales que le lleven los libros, que sostengan
algunasláminas o que contesten preguntas. Aliénteles para que se ayuden
unos a otros. Demuéstreles que les ama. En todo lo posible, cultíveles
la confianza propia manifestándoles aprecio por sus esfuerzos. Escuche
con atención lo que digan.
Los niños están comenzando a prepararse para el futuro.
Aunque la edad de madurez parezca ser lejana para ellos, los niños se
están preparando ahora para sus futuras responsabilidades en sus
respectivas familias, en la Iglesia y en sus empleos. Usted podría
ayudarles a reconocer de qué manera sus experiencias actuales los están
preparando para ello. Por ejemplo, podría decir: “Marta, he observado
cómo ayudaste a que Graciela encontrara ese pasaje en las Escrituras.
Has sido muy paciente y bondadosa. Algún día, cuando seas madre, estoy
seguro de que podrás enseñar muchas cosas maravillosas a tus hijos”. O
podría decir: “Carlos, llegarás a ser un magnífico misionero gracias a
que has aprendido a establecer objetivos y llevarlos a cabo. ¡Estoy muy
contento contigo!”
Los niños seguirán su ejemplo. Usted está enseñándoles
constantemente, aun cuando no se dé cuenta de ello. Con frecuencia
estará enseñándoles más con su actitud y su ejemplo que con sus
palabras. Por ejemplo, los niños notarán si usted trata respetuosamente
las Escrituras. Observarán cómo se refiere a nuestro Padre Celestial y a
Jesucristo. Percibirán la forma en que usted vive los principios que
les enseña. Su ejemplo de rectitud les ayudará a desarrollar mayores
sentimientos de amor y de respeto por nuestro Padre Celestial y Su Hijo.
La atención de los niños pequeños es de breve alcance y por eso no pueden mantenerse quietos por mucho tiempo. No
espere demasiado de ellos. Reconozca que su falta de atención podría
significar que están cansados o que tienen hambre, que no entienden lo
que les dijo, que necesitan moverse un poco o que están aburridos. La
mejor manera de captar su atención y ayudarles a que aprendan consiste
en alentarlos a participar en las lecciones. Puesto que cuentan con
mucha energía, planee permitirles que se muevan, observen, escuchen,
huelan o toquen algo como parte de cada lección. Les agrada mucho
aprender mediante repeticiones, relatos sencillos, canciones y
actividades.
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