Jesús dijo: “Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos” (Mateo 19:14). Vemos ésta amonestación puesta en práctica proactivamente en la iglesia primitiva.
Los
niños eran una parte tan integral de la iglesia en Éfeso que Pablo,
escribiendo a esa congregación, se dirigió a los niños directamente
(Efesios 6:1-3). Que Pablo hiciera eso es algo excepcional,
particularmente en una cultura que veía a los niños más como una
propiedad que como personas con valía.
En Efesios Pablo escribió: “Padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor” (6:4).
Los padres tienen la responsabilidad principal de enseñar a sus hijos.
Por esa razón, el ministerio infantil debe involucrar cuando sea
posible, el ministerio hacia y a través de, los padres.
Sin embargo, tristemente, muchos niños no cuentan con uno o ambos padres. Un artículo en USA Today
(Estados Unidos Hoy) fechado Marzo 4, y titulado “Selecciones Pobres
Crean ‘Mamás Bebés’”, hace notar que en los Estados Unidos, “cerca de 24
millones de niños (34 por ciento) viven separados de sus padres
biológicos”. Para hacer las cosas peores, muchos padres que están
presentes físicamente, o no están disponibles o no son capaces de nutrir
a sus niños en el Señor.
Ministerio Infantil Efectivo
En
tal ambiente, ¿qué puede hacer un cristiano individualmente para
ministrar efectivamente a los niños? ¿Qué puede hacer una congregación?
Una
Investigación hecha por el Grupo Barna indica que del 75 al 85 por
ciento de los cristianos adultos en Norteamérica, hicieron su compromiso
inicial de fe antes de la edad de 15 años. Los niños están
particularmente abiertos a Jesús y Su amor. Es una oportunidad que la
iglesia no debe perder.
Mientras
que no hay fórmulas o programas mágicos, algunos principios claves
pueden ser derivados de la Escritura y de la experiencia en el
ministerio, resumidos por las siglas (B.R.I.N.G., en inglés) TRAER.
Juntos podemos TRAER a los niños a una relación con su Salvador y Señor
Jesucristo.
Bendecirlos con el amor de Jesús
El
ministerio cristiano es el amor de Jesús en acción. El amor de Cristo
es el motivo, el método y el resultado esperado. El ministerio infantil
busca mostrar el amor de Jesús a los niños, para que ellos puedan
conocerlo y puedan también llegar a amarlo.
Relacionarse con ellos a su nivel
Dios
ha creado a los niños para que se desarrollen de una particular manera
en lo intelectual, emocional, espiritual y físico. Para que nosotros
seamos efectivos al ministrar a los niños, necesitamos alcanzarlos en
maneras que sean apropiadas para sus etapas de desarrollo.
Involucrarlos y Nutrirlos
El
ministerio infantil no es meramente programas (tales como clases de
Escuela Dominical y guardería, aunque tales programas sean tan útiles y
esenciales). El ministerio infantil es acerca de relaciones positivas,
comprensivas y alentadoras en el amor de Cristo.
Dentro
de la iglesia, podemos compartir la vida de la congregación con ellos,
involucrándolos plenamente en la adoración de la iglesia, el
compañerismo y el evangelismo. Fuera de la iglesia, podemos
involucrarlos en nuestra recreación, nuestros empleos y nuestros
pasatiempos—dejar que nos vean vivir la vida siendo seguidores de
Cristo. De ésta manera, ellos aprenden de nosotros como un aprendiz
aprende de un maestro artesano.
Esto es hacer discípulos cristianos. Involucra modelar e instruir—y toma mucho tiempo y atención enfocada.
Garantizarles crecientes oportunidades de ministerio
El
ministerio infantil es ministerio, tanto hacia, como a través de, los
niños. Los ministerios infantiles efectivos equipan a los niños para
ministrar a otros niños—e incluso a aquellos que tienen más edad. Al
involucrar a los niños activamente en los ministerios de la
congregación, los niños desarrollan un sentido de pertenencia, un
sentido de responsabilidad hacia la congregación y hacia su misión de
hacer discípulos.
Muchas
herramientas están disponibles para ayudarnos en el ministerio
infantil. Pero ninguna herramienta es más importante que la oración.
Ojalá todos oremos para que Dios imprima sobre nuestros corazones el
supremo llamamiento de TRAER los niños a Cristo. Es para la gloria de
Dios y para el beneficio eterno de los niños.
Bendiciones!!! por su gran trabajo ..
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