AUTORA:VICKY
Una adoradora enamorada de Dios.
CÓMO PREPARAR UNA MINISTRACIÓN MUSICAL PARA NIÑOS:
Una
de las primeras cosas que debemos identificar al emprender una labor
dentro de cualquier ministerio en la obra de Dios (y esto también aplica
para otras facetas de la vida), es identificar a quiénes queremos llegar, a qué personas buscamos alcanzar. Entonces, de acuerdo a ello, enfocaremos nuestro plan de acción.
Y con la música no es distinto: un punto clave cuando vamos a
preparar y llevar a cabo una ministración musical es tener perfectamente
en cuenta el tipo de audiencia a la cual nos vamos a dirigir. Por eso, debemos saber la forma en que conduciremos la ministración, de acuerdo a los oyentes.
Debemos definir la mecánica para la ministración, la cual puede y
va a variar, seguramente, de acuerdo a las circunstancias y al tipo de
audiencia. Y en ese sentido, hay situaciones en las cuales nos debemos dirigir a un público específico; por ejemplo, en cuando a edad se refiere.
No podemos ministrar de idéntica forma al tratar con adultos, que
al tratar con un grupo de jóvenes; o bien, con niños. Todo ello va de
acuerdo a la edad. Y nos ocuparemos en este artículo del caso específico
de cómo preparar y desarrollar una ministración musical dirigida hacia los niños.
Lo primero al respecto, es conocer cómo es nuestra audiencia infantil. Veamos:
- 1. CARACTERÍSTICAS DE UN AUDIENCIA INFANTIL:
Los niños son expresivos, desinhibidos y espontáneos, por naturaleza. |
Todos recordamos esos juguetes de cajas sorpresas en los que, al
levantar la tapa, aparece de pronto un muñequito unido a un resorte, el
cual salta de la caja.
Bueno, así como a ese muñequito, hay que permitirle a los niños
la oportunidad de exteriorizar toda esa energía y pasión que llevan
dentro. Y el tiempo de alabanza a Dios con música es ideal para ello, si
sabemos canalizarlo de la manera adecuada.
Algo muy importante: el introducir a los niños en la esfera de alabar a Dios no se trata solamente de entretenerles y dejar que se diviertan a través de la música (aunque esto también debe cumplirse cuando se trata de niños).
Más que lo anterior, es una oportunidad para guiarlos a que igualmente aprendan a alabar al Señor. Es una ocasión para enseñarles que no solo la “gente grande” puede hacerlo, sino que a Dios mismo le interesa y le gusta que los niños le alaben. Es un tiempo para mostrarles que Dios recibe la alabanza de los niños con muchísimo placer y agrado. Es un grandioso momento para cultivar en ellos, desde pequeños, un espíritu de alabanza y sentar las bases para que se conviertan en verdaderos adoradores para Dios.
Es más, nosotros mismos, al exaltar a Dios deberíamos recordar lo que dijo el Señor Jesús: "...De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza." (Mateo 21:16).
Ojalá todos fuésemos siempre un poquito más como niños cuando alabamos
y adoramos al Señor. Pero bueno, de eso hablaremos en otro momento, en
otro artículo de este blog. Por ahora, prosigamos con el tema que nos
ocupa.
- 2. INFLUENCIA DE LA MÚSICA EN LOS NIÑOS:
La música influye en nuestros niños a nivel físico, psicológico, intelectual, social y hasta espiritualmente. |
Sin importar la edad del individuo, la música tiene la sorprendente capacidad de influir en las personas en todos los niveles: física, psicológica, intelectual, social e incluso, espiritualmente. Y tratándose de niños, que aún no tienen su criterio, carácter ni personalidad totalmente formados, esto es aún más radical.
La música puede influir para bien o para mal en ellos. Puede
incitarles a hacer cosas, estimularles, instruirlos y puede mover y
conmover sus emociones. Lastimosamente, hoy por hoy los niños están
expuestos a toda clase de música que afecta e influye para mal sobre
ellos. Nos toca a nosotros romper con eso y aprender a utilizar
sabiamente la música para beneficio y bendición de nuestros niños, tanto
en casa como en la iglesia.
Los niños mostrarán preferencia por un tipo de música u otro,
dependiendo de lo que comúnmente han estado escuchando a través del
tiempo en el ambiente que les rodea, e influirá mucho en ello el abanico
de opciones que los adultos les ofrezcamos.
Los niños, en especial los pequeños, regularmente no tienen la
opción de escoger o decidir sobre qué música escucharán, ya que ellos
terminan escuchando lo mismo que los adultos oímos. Por eso, ya que
hemos de decidir por ellos, decidamos bien. Si amamos a Dios y a
nuestros niños, rodeémonos de música que sea buena y agradable ante
Dios; música que traiga bendición a los que la escuchan.
Los niños son como una "esponjita" que, sin ninguna especie de
filtro, absorbe todo aquello que entre en contacto con ellos. Por eso es
crucial que velemos celosamente por ellos en todo momento, lugar y
circunstancia en que se encuentren. Y entre todas esas cosas, examinemos
y supervisemos también la música que escuchan.
- 3. LA MÚSICA EN LA ENSEÑANZA Y MEMORIZACIÓN INFANTIL:
La música y los cantos son también una manera importante de afianzar en los niños una lección aprendida o un mensaje específico.
Aunque pase el tiempo y los niños luego no recuerden con exactitud
cierto mensaje o enseñanza que les impartió algún maestro o predicador,
es muy seguro que sí recordarán la canción que se les enseñó, y por ende, el mensaje intrínseco en ella (que es lo principal que queremos inculcar).
Tal vez usted recordará todavía alguno o varios cantos
infantiles que le enseñaron cuando era un niño pequeño,
independientemente de si esto fue en la iglesia, en la escuela o en su
casa. Yo, por mi parte, todavía puedo recordar perfectamente algunos
de los cantos que aprendí en mi temprana niñez y, sin importar las
décadas que pasen, puedo cantar con exactitud toda la letra y la música
de éstos, pues quedaron grabados indeleblemente en mi memoria; y con
ello, también el buen mensaje que traían consigo.
Es más, recuerdo que cuando recién llegué a los pies del Señor, me
enseñaron en la iglesia dos canciones específicas: una, para aprender
todos los libros del Antiguo Testamento; y la otra, para aprender los
del Nuevo Testamento. En ese entonces yo era una adolescente de 14 años;
y ambos cantos se los enseñaban también a todos los nuevos que llegaban
a la iglesia; fuesen jóvenes, adultos o ancianos. Curiosamente, la
música de dichas canciones era de un corte bastante infantil.
Mediante éstas me fue sumamente fácil memorizar el orden de todos
los libros de la Biblia, y hasta el sol de hoy, todavía esos dos cantos
me sirven para encontrar con rapidez cualquier libro en la Biblia. Es
que la música es ideal para afianzar y recordar las ideas en la mente.
- 4. CÓMO DEBEN SER LAS CANCIONES DIRIGIDAS A NIÑOS:
Óptimamente, los cantos dirigidos a un auditorio infantil deben ser fáciles de asimilar, aprender y memorizar (tanto en su música como en su letra) y con mensajes sencillos de comprender.
Veamos esto con mayor detenimiento en los siguientes puntos:
A. La letra y mensaje de los cantos infantiles:
La letra de los cantos infantiles debe ser fácil de aprender y con mensajes sencillos de comprender |
Todo esto, para que los niños puedan aprenderla y memorizarla con facilidad,
teniendo en cuenta que cuando se trata de niños pequeños, éstos aún no
saben leer; o si ya leen, todavía no pueden hacerlo con suficiente
fluidez. Así que en estos casos un respaldo escrito en papel o en ayuda
visual no sirve de mucho. Recordemos que los niños aprenden con muchísima más facilidad a través de la repetición, que leyendo.
Por otro lado la moraleja o enseñanza de las canciones infantiles debe ser bien explícita, llevando un mensaje claramente entendible para ellos, ya que los niños todavía no tienen bien desarrollada la capacidad de entender mensajes abstractos ni profundos.
También hay cantos que hablan de conceptos abstractos, pero que aún
así pueden ser fáciles de comprender para los niños, siempre y cuando
se los enseñemos no como mera teoría, sino como cosas simples de la vida
que ellos pueden ver y hacer a diario. Por ejemplo, valores como el
amor, la obediencia, el perdón, el compartir, el ser agradecidos, la
constancia, la verdad, la honestidad, la humildad, el compañerismo, la
ayuda mutua, el respeto, etc. son temas que los niños pueden captar con
más facilidad si les son explicados a través de ejemplos prácticos.
Son también muy apropiados para los niños los cantos que hablan de cierto pasaje peculiar de la Biblia o de algún personaje bíblico que puedan tomar como ejemplo. O cuánto mejor, canciones que hablen del propio Señor Jesús.
Los niños siempre buscan y necesitan una figura, ya sea real o ficticia, con la cual se puedan identificar. Y podemos proporcionarle el ejemplo de muchas personas reales de las que se nos habla en las Sagradas Escrituras. Y sobre todo, debemos compartirles de todas aquellas hazañas, milagros y maravillas que realizó el mismo Señor Jesucristo, quien es el mayor héroe del universo.
No sin razón las caricaturas de súper héroes y heroínas han sido y
siguen siendo tan populares entre los niños, porque ellos siempre necesitan un modelo que puedan ver, seguir y hasta imitar. Ojalá y fuese el Señor Jesucristo Quien ocupase para más de nuestros niños la posición de Súper Héroe. Pero eso nos corresponde a nosotros inculcárselo.
Al respecto, hay algo curioso que podemos notar respecto a las
caricaturas o películas de dibujos animados que han sido exitosas
contando una historia real o ficticia, dirigida a niños: solo haga
memoria de aquellas que haya visto y se dará cuenta de que, acompañando
al personaje humano principal, casi siempre (como parte de la trama, o
si no, añadido a ésta como espectador, como narrador o como personaje de
relleno) suele haber implicado algún niño, algún animal o alguna
figura de ficción con la cual los niños puedan identificarse y sentirse
como parte de la historia, y no ajenos a ésta. Es que así funciona la mente infantil.
Eso es algo que los productores de Disney han sabido aprovechar
(para bien o para mal) al llevar a la pantalla sus películas infantiles.
Por ejemplo, Pocahontas tenía al mapache Meeko y al colibrí Flit que le
acompañaban; la sirenita tenía como amigo inseparable al cangrejo
Sebastián; Winnie the Pooh tiene a su amigo Christopher Robin; Mulan
tenía un pequeño dragón; Pinochio tenía como consejero a Pepe Grillo;
Peter Pan tenía a su amiga Tinkerbell; Aladino tenía a Abu, su mono; en
el jorobado de Notre Dame habían una gárgolas; en La Bella y la Bestia
había tazones, relojes y otros objetos que hablaban y tomaban parte en
la historia. Y esos son solo algunos ejemplos. Lo que quiero con esto es
ilustrar la idea de lo importante que es para los niños
identificarse con algún personaje, para poder así asimilar mejor la
historia que le queremos enseñar (sea ésta narrada o cantada).
B. La música de las canciones infantiles:
1. EL RITMO:
Cuando se trata de una ministración musical dirigida a los
niños, también ayuda muchísimo (o más bien, me atrevería a decir que es
casi imprescindible) que los cantos tengan una música movida, alegre y
animada. Los niños son abiertos, de primera mano, a aceptar diversos
géneros musicales, siempre y cuando cumplan con el requisito que acabamos de mencionar.
El gritar, cantar, reír, saltar, aplaudir, agitar sus brazos, bailar, etc. es algo inherente al comportamiento infantil. |
A ellos les gusta gritar, cantar, reír, saltar, aplaudir, agitar sus brazos, hacer muecas, bailar, etc. Eso es algo inherente al comportamiento infantil, lo cual no podemos limitar ni restringir, si es que queremos que nuestros niños se sientan en libertad.
Hay que fomentar esa expresividad natural en los niños; y cuánto más, si es para expresarle a Dios su alabanza.
Es más, la misma Biblia nos habla en múltiples ocasiones acerca
de exaltar a Dios con fuerte y alta voz, con gritos de júbilo, con
cantos de alegría, levantando las manos, dando palmadas de aplauso,
saltando y más. Así que si eso es lo que los niños hacen por naturaleza, ¿por qué habríamos de impedírselo?
Más bien somos nosotros, los adultos, los que deberíamos
acostumbrarnos, como algo natural, a expresar de esa forma nuestra
alabanza a Dios. Pero por "guardar la compostura y el orden" nos
abstenemos a veces de esas cosas y nos privamos de bellas bendiciones.
Así, la música de los cantos para los niños debe brindar el marco
para que ellos puedan hacer todas esas cosas en libertad. Si solo les
ministramos canciones lentas, los niños pequeños no le hallan mucha
gracia y no mantienen la atención, pues se aburren.
Ahora bien, lo anterior no quiere decir que no podamos ministrarle a los niños con cantos de un ritmo más suave, por ejemplo, para adorar a Dios. Claro que sí podemos; y es más, también debemos. Solo hay que saber ir llevando progresivamente esa ministración musical hasta alcanzar ese punto en que ellos puedan conectarse con Dios y adorarle. No hay nada más bello que ver a un niño o niña adorando al Señor.
2. LA ESTRUCTURA MUSICAL:
Continuando con el tema de cómo debe ser la música de una
ministración musical dirigida a los niños, es importante resaltar lo
siguiente:
La “estructura musical” en sí de una canción infantil debe ser lo más sencilla posible. La melodía y la armonía también deben ser simples y fáciles de captar y de anticipar por el oído común. Debe ser música fácilmente asimilable al oído de los niños.
La música infantil debe ser fácilmente
asimilable al oído de los niños.
Sé que aquellos que son músicos comprenden más claramente a qué me
estoy refiriendo. Pero trataré de hacer una explicación lo más simple y
práctica posible para aquellos que no lo son.
La música es todo un "lenguaje" que está compuesto por elementos
fundamentales, como lo son el ritmo, la melodía, la armonía, entre otras
muchas cosas. Nuestro oído, de manera espontánea y natural, percibe
la música como un todo. Pero nuestro cerebro necesita analizar o
"traducir" lo que escucha para poder asimilarlo, comprenderlo e
incluso, fijarlo en la memoria. Y todo ello se da a un nivel
subconsciente ante nosotros; es decir, de manera casi "automática" o
"transparente", pues ni nos damos cuenta de ello.
El cerebro humano, aún sin darnos cuenta, necesita encontrar cierta "estructura" o secuencia ordenada y "comprensible" dentro de la música que escucha, para que pueda parecerle agradable. (Y me estoy refiriendo aquí específicamente a la música per sé, separada de cualquier letra o mensaje verbal).
El cerebro humano necesita encontrar cierta estructura o secuencia ordenada y comprensible dentro de la música que escucha, para sentir que es agradable. |
Al respecto, estudios científicos han mostrado que existen
ciertos patrones musicales, por así decirlo, que son fácilmente
"asimilables" al oído humano común y promedio. Son combinaciones
sencillas de secuencias musicales para las cuales nuestro cerebro no
tiene que hacer demasiado análisis, pues no son complicadas de
entender. Y como son estructuras y secuencias fácilmente "descifrables" y
"comprensibles" para el cerebro (musicalmente hablando), entonces éste
puede entender dichos patrones, aprenderlos e inclusive, "anticipar"
cómo será el segmento musical inmediato de tal o cual pieza musical, aún
y cuando nunca antes la haya escuchado. Eso es lo que es una música "asimilable" al oído. Dicha característica también es conocida con el nombre de "musicalidad".
En cambio, cuando nuestro cerebro no logra definir o descifrar
un patrón, organización o estructura claramente "entendible" en una
pieza musical, es bastante seguro que no nos resulte muy agradable que
digamos. Y eso no significa que dicha música no tenga una estructura
musical organizada y correcta; simplemente es que nuestro cerebro no la
entiende. Por eso, le termina pareciendo muy "compleja", y por ende,
poco agradable.
No todas las personas disfrutan presenciar durante horas un concierto clásico o una ópera. |
Esa es una de las razones por la cual no toda la gente encuentra
deleite en sentarse a escuchar un concierto completo de música clásica, o
de jazz o una ópera; porque generalmente son piezas musicales cuya
estructura y patrones musicales son complejos y elaborados; por eso, no
son fácilmente asimilables al oído común.
Claro está, cuando la persona tiene un oído entrenado o al
menos, posee cierto oído musical innato, tendrá mayor capacidad de
"asimilar" piezas musicales más complejas. Mas no es así para la mayoría
de la gente; y más aún, tratándose de niños pequeños.
Por eso es importante que las canciones netamente infantiles se
ajusten a esa necesidad del oído infantil, para que así pueda asimilar
la música que percibe.
Ahora bien, todo lo anterior no quiere decir que la música
infantil ha de ser simple, sosa o monótona. Claro que no. La música para
niños puede tener hermosos arreglos musicales, una elaborada
instrumentación, buenos arreglos vocales y todo lo demás, sin que
ello vaya en detrimento de la asimilación que el oído infantil pueda
hacer de esa música. Puede cumplirse todo lo anterior en una canción
infantil, siempre y cuando se conserve una estructura y composición
musical inteligibles para el oído del niño.
3. LA ESTRUCTURA DE LA CANCIÓN EN SÍ:
En la música popular, la estructura de una canción
se refiere a las partes o segmentos en que una pieza musical está
dividida; o dicho de otra forma, se refiere a los "módulos" o unidades
que conforman dicha canción.
Los cantos infantiles deben ser fáciles de memorizar. |
Estas son secciones o "bloques" dentro de la canción que guardan
cierta similitud interna, pero que difieren entre sí la una de la otra, y
van apareciendo en determinado orden (a veces repetitivo, a veces
alternado), según prosiga el desarrollo de la canción.
Cuando se trata de cantos infantiles, es aconsejable que dicha
estructura de la canción sea bastante simple; siguiendo un patrón
sencillo y fácil de asimilar para el niño. Ejemplo de ello puede ser: estrofa - coro - otra estrofa - coro.
Aunque las diferentes partes de la canción ayudan a entenderla,
aprenderla y entenderla mejor, no es necesario complicarla, incluyendo
demasiados segmentos diferentes que "fragmenten" la canción. Lo importante es que sea una canción que fácilmente el niño pueda seguir.
C. La mímica en los cantos infantiles:
Es importante que los cantos para niños sean lo más interactivos posible; por ejemplo, con mímicas y señas. Esto, además de animar a los niños, ayuda a que el mensaje quede grabado en su memoria con mayor eficacia.
Son buenos para ese fin los cantos que estimulen al movimiento y expresión corporal, lo cual le encanta a los niños.
Por eso es importante que quienes trabajan directamente con los niños
en una ministración musical, preparen algún tipo de coreografía o mímica
que vaya acorde a las canciones que se han de interpretar.
Las mímicas sirven para afianzar el mensaje de la canción y divertir al niño. No deben ser demasiado complicadas, para no confundirlo. |
Pero es importante recordar que el objetivo de las mímicas o coreografías es ayudar al niño a afianzar el mensaje de la canción, así como entretenerle y divertirle, permitiéndole expresarse en libertad. No deben ser mímicas muy complicadas, para no confundirlo.
La mímica no debe ser tan complicada que termine produciendo un
efecto contraproducente en el niño, al no poder copiarla ni seguirla,
por lo difícil de asimilar y de imitar que ésta le resulta.
- 5. LA MÚSICA CRISTIANA PARA NIÑOS EN LA ACTUALIDAD:
Los tiempos cambian aceleradamente. Y aún dentro de la iglesia
cristiana se dan cambios en la manera en que trabajamos y hacemos las
cosas, en las costumbres y metodologías. Y entre esas cosas está el
ministerio enfocado y dirigido a los niños.
Los niños de hoy no son como los de antes.
En la actualidad, aún desde muy temprana edad, nuestros niños están
expuestos a una multiplicidad de estímulos, influencias y factores que
inciden sobre ellos de manera positiva o negativa; estímulos estos que
los niños de antaño jamás tuvieron. Por eso, no podemos pretender
trabajar con los niños en nuestras iglesias de la misma manera en que lo
hacíamos hace veinte, quince, ni diez años.
Si deseamos captar y mantener su atención e interés, debemos ofrecerles en el camino cristiano estímulos más atractivos que los que reciben fuera, en el mundo. Y es necesario hoy que la música que dirigimos a una audiencia infantil resulte atractiva para los niños; pero sobre todo, que alcance a tocar y bendecir sus vidas.
Manuel Bonilla fue por décadas uno de los máximos exponentes de la música cristiana infantil. |
Recuerdo cómo era la música infantil cristiana hace más de treinta
años, cuando llegué a los pies del Señor, muy diferente a la que podemos
escuchar hoy.
Aunque en el haber cristiano de ese tiempo existían diversos cantos que fueron diseñados especialmente para los niños, no eran tan populares ni tan difundidos como los cantos para la gente adulta en las iglesias de ese entonces. Tampoco eran tan "atractivos", por así decirlo, en cuanto a su música se refiere. Eran pocos los intérpretes que grababan profesionalmente música cristiana para niños. Uno de los mayores exponentes en esa área en el pasado fue el hermano Manuel Bonilla, con su discografía, videos y programas radiales y televisivos para niños.
Aunque en el haber cristiano de ese tiempo existían diversos cantos que fueron diseñados especialmente para los niños, no eran tan populares ni tan difundidos como los cantos para la gente adulta en las iglesias de ese entonces. Tampoco eran tan "atractivos", por así decirlo, en cuanto a su música se refiere. Eran pocos los intérpretes que grababan profesionalmente música cristiana para niños. Uno de los mayores exponentes en esa área en el pasado fue el hermano Manuel Bonilla, con su discografía, videos y programas radiales y televisivos para niños.
En general, la música cristiana infantil en la iglesia de hace
décadas era bonita, sencilla y quizás algo simple, si es que la
comparamos con la música para los niños de ahora. Pero cumplían su propósito, de acuerdo a las necesidades de los niños de ese entonces. Pero los tiempos han ido cambiando y seguirán cambiando aún más. Por eso, los sistemas y estructuras que fuero efectivos en épocas pasadas, no necesariamente lo serán en el tiempo presente.
A Dios gracias, en las iglesias cristianas de hoy existen
diferentes ministerios infantiles bien organizados y efectivos,
enfocados a alcanzar a los niños para Cristo y ministrarles de manera
preciosa. Incluso hay iglesias completas para niños, cosa que hace
varias décadas no era común encontrar. Gloria a Dios por el despertar
que ha habido y hay en la iglesia del Señor para atender las necesidades
especiales de los niños, tanto los que están dentro como fuera de las
iglesias.
Además, existen diversos grupos musicales en el ámbito cristiano
internacional que se especializan en producir música para niños, de
alta calidad, muy actual y de corte popular. Es más, es un tipo de música tan excelente que aún a muchos adultos en la iglesia cristiana nos gusta también.
Dichos grupos también realizan espectáculos musicales en vivo para
los niños, los cuales son también muy difundidos a través de videos en
internet. Sería bueno revisarlos para aprender de ellos y tomar ciertos
modelos y metodología de trabajo que seguro serán de ayuda a aquel que
sirve al Señor en la música dirigida hacia los niños.
Por eso es importante, si usted trabaja en la música dirigida a niños, que nutra su repertorio con cantos de este tipo.
Además de lo anterior, al ministrar música para los niños en la iglesia, también es importante incluir canciones que regularmente los niños ven y escuchan cantar a los adultos, canciones éstas que eleven alabanza directa a Dios; ya que los niños suelen amar el cantar para el Señor.
Además, cuando le ministramos música a una audiencia infantil,
no todo es asunto de saltar, gritar y hacer mímica solamente. Se puede y
se debe guiar a los niños a adorar a Dios.
Para eso podemos echar mano de cantos más suaves o lentos,
propios para ello. Pero éstos tienen que ser sumamente sencillos, tanto
en su letra, música y mensaje; pues a los niños les costará mantener
la atención en canciones que contengan una letra que no comprenden o
que son muy largas; igualmente sucederá, si la música les resulta muy
complicada o bien, aburrida.
- 6. PARA MINISTRAR A NIÑOS, HAY QUE SER COMO NIÑOS:
Algo muy importante que debemos tener en cuenta al ministrar música para niños es tratar de ponernos en el lugar de ellos e intentar pensar como piensan ellos; o incluso, sentir como sienten ellos. Y
dije "intentar", ya que los niños son únicos y especiales y no podemos
ser exactamente como ellos lo son. ¡Ellos tienen tanto, pero tanto que
enseñarnos!
Ya que los niños buscan y emanan chispa y energía, tenemos también nosotros que ser expresivos, interactivos y dejar las inhibiciones a la hora de ministrarles con música, si es que queremos alcanzar su atención y conservar su interés en lo que estamos haciendo.
A los niños no les importa mucho el qué dirán sus amiguitos si
ellos cantan, gritan, bailan, dan vueltas, se agachan, levantan las
manos o saltan; al fin y al cabo, son niños y eso es lo que se espera de
ellos, como algo natural; precisamente, porque son niños.
Así que si usted va a trabajar con niños, entonces, por favor ¡sea un poco más como niño!
No debemos reprimirnos por el qué dirán los demás. Hay que
despojarse de las limitaciones que quizás nosotros mismos nos hemos
auto-impuesto. No pretendamos que los niños hagan algo que nosotros
mismos no estamos dispuestos a manifestar.
Quien trabaja con niños sabe muy bien que hay que despojarse
de la pena. Si según la mecánica de lo que estamos haciendo, hay que
saltar, gritar, hacer muecas, actuar, reír, llorar, agacharse,
arrodillarse, tirarse al suelo, danzar o lo que sea, entonces,
¡hagámoslo! ¿Por qué no? Tenemos que abrir nuestra mentalidad, si
queremos trabajar con los niños en libertad y fluidez. La
espontaneidad, las deshinibiciones, y la expresividad son cosas que los
adultos vamos perdiendo mientras crecemos. Pero hay que rescatarlas.
Dios quiere hallar en nosotros, hacia él, esa sencillez, amor, candidez, credulidad, fe, confianza y pasión que, de manera innata, tienen los niños |
"Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos."Mateo 18:2,3
Aunque esta es una expresión que va más allá de lo literal, tengamos presente que el
Señor quiere hallar en nosotros, hacia él, esa sencillez, amor,
candidez, credulidad, fe, confianza y pasión que, de manera innata,
tienen los niños. De manera que un requisito fundamental para
ministrar música ante los niños y trabajar con ellos es tratar, nosotros
mismos, de ser un poco más como ellos en estas cosas.
No es lo mismo ministrar con música a los niños que a los adultos.
Quizás la mayoría de quienes ministran en la música se han acostumbrado a
hacerlo en una iglesia, culto o concierto, pero ante una audiencia
adulta. Pero no todo cantante o director de alabanzas tiene la gracia de Dios para ministrar a los niños.
Trabajar con niños es todo un arte; más que un arte, es una vocación. Y a la vez, es una enorme responsabilidad.
A veces no tenemos idea de las repercusiones que tendrá nuestro
trato con un niño. Unas breves palabras o una sencilla acción pueden
impactar tremendamente a un niño, tanto para bien como para mal. Por eso
necesitamos recibir de Dios mucha sabiduría para tratar con los
niños, así como paciencia, iniciativa, imaginación y sobre todo, mucho
pero mucho amor.
Publicado orginalmente en: www.alabadora.com
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